UNIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES - UNT

Intervención del Ing. Agustín Rodríguez Fuentes

Presidente Colegiado de la UNT y

Secretario General del STUNAM,

En el 2º. Congreso Nacional Ordinario de la UNT

 

México, D.F., a 27 Agosto de 1999.

 

Compañeras y Compañeros:

 

Pocas veces en la vida de una generación, e incluso de varias generaciones, se vive un momento  tan  apasionante  y lleno de posibilidades como el que vivimos ahora los mexicanos y, en particular, los trabajadores.   Decían los clásicos que existen días que condensan años, y esos son los días que hoy viviremos en México de la Sucesión Presidencial del año 2000.

 

Como a principios de siglo, la Suceso Presidencial se constituye en el punto neurálgico del cambio en México.   Como hace un siglo, la sucesión se lleva a cabo sobre un terreno sumamente peligroso.   Más de quince años de predominio del modelo neoliberal en el mundo y en México han terminado por destruir gran parte de los consensos preexistentes, las expectativas de muchas personas y grupos sociales, han aumentado la desigualdad y la pobreza, y polarizado social y políticamente al país.   En lugar de haber construido una alternativa al estatismo corporativo y proteccionista, se ha levantado un modelo excluyente, incapaz de ofrecer soluciones a los graves problemas de la nación y en el pueblo mexicano.

 

 

 

Afortunadamente, a diferencia de hace un siglo, hemos avanzado bastante en la transición democrática; a la no reelección de la revolución mexicana se ha agregado ya, más que menos, el Sufragio Efectivo.   Sin embargo, los avances democráticos no resuelven el problema de la producción y la distribución equitativa de la riqueza para el bienestar del pueblo; crean mejores condiciones para encontrar soluciones, siempre y cuando se puedan construir los consensos que permitan encauzar el esfuerzo y el trabajo productivos de los mexicanos.

 

Desafortunadamente, los partidos políticos han avanzado mucho en la normatividad de la democracia, poco en las prácticas democráticas y casi nada en la construcción de los consensos para impulsar el bienestar del pueblo y la prosperidad de la nación.

 

Para colmo, hoy parece que regresemos a principios del siglo, con el renacimiento de los caudillos, que logran prevalecer sobre los partidos políticos, y que los convierten en apoyadores de sus candidatos.

 

Así, las alianzas políticas que hoy se proponen los caudillos y sus partidos no son las expresiones de las posibles alianzas sociales para impulsar proyectos nacionales de desarrollo, sino alianzas meramente político - electorales, encaminadas a reducir al adversario, y sin respuestas claras sobre el que hacer social y productivo después del triunfo tan deseado.

 

Vamos entonces hacia unas elecciones que formalmente resolverán la sucesión presidencial, pero en medio de una gran incertidumbre y con demasiados desacuerdos y disputas o sobre casi todos los temas fundamentales y muchos otros secundarios.   Y, además con fuerzas políticas que creen que con su triunfo casi todo se refundará y/o se resolverá, cuando lo más probable es que logren apenas una frágil mayoría en medio de una sociedad dividida y polarizada.

 

Sobre este terreno y con estos actores políticos, podemos adelantar, si seguimos por esa ruta que México terminará por hacerse pedazos.

 

Pienso en esta figura cuando, por primera vez, y lo digo con mucha tristeza, espero que la Universidad nacional Autónoma de México no sea un ejemplo a seguir.   O, quizá si, para no repetir los graves errores ahí cometidos.

 

Estamos a tiempo, en la UNAM y en el país, para dejar de lado las polarizaciones sectarias y convocar al debate de fondo para la construcción de verdaderos consensos y compromisos de transformación de nuestros valores y bienes públicos, de nuestras instituciones y proyectos colectivos de desarrollo.

Frente a estos protagonistas, que convierten la competencia electoral en arena de combate cuasimilitar, separada de las causas sociales y populares, nos hace mucha falta una propuesta política, en el sentido más profundo del término, esto es, una propuesta para arreglar los asuntos de los mexicanos, y que surja del seno mismo de la sociedad.

 

Es necesario detener el proceso de descomposición sociales y política de México, y poner un dique de contención al desacuerdo y la polarización. Nos hace falta un proyecto político y social capaz de reconstruir los consensos nacionales y elaborar políticas de Estado para el desarrollo de largo aliento del país.

 

Los trabajadores mexicanos no nos sentimos identificados con las representaciones políticas existentes, ni con las propuestas de alianzas electorales, ni mucho menos con la competencia descarnada y polarizadora por el poder.  En la UNT encontramos trabajadores afiliados a casi todos los partidos políticos nacionales y no vemos, sin embargo, que el enfrentamiento entre ellos tome en cuenta nuestras demandas y aspiraciones.  Por supuesto que no deseamos una identificación monolítica con ninguno de ellos, pero si salta a la vista que las demandas obreras y populares no son la principal fuente de la disputa por el poder entre los partidos, sino las divisiones meramente políticas sobre las cuotas de participación en el poder del estado.

 

Los trabajadores estamos dispuestos a apoyar a los partidos que más se identifiquen con nuestros intereses y derechos.  Desafortunadamente, la vida de los partidos hoy se produce muy alejada de las causas obreras y populares.

 

La alternancia en el poder es un aspecto muy importante de la transición a la democracia en sus aspectos políticos, y que bueno que se produzca para el propio fortalecimiento de la democracia; sin embargo, más importante para la consolidación de la democracia es que el pueblo la apoye por que en ella se encuentran las mejores condiciones para resolver los graves problemas que afectan su vida, tales como la pobreza, la desigualdad, la injusticia, etc.

 

Por todas estas consideraciones es que hemos decidido, en la Presidencia de la UNT, proponer a este Congreso que convoquemos a todos los trabajadores del país, para impulsar juntos la discusión y elaboración de un Proyecto Nacional de los Trabajadores, en tanto Programa Político y Social que nos permita presentarlo a todos los trabajadores y el pueblo mexicano, en primer lugar, pero también, a todos y cada uno de los partidos políticos y sus candidatos a la presidencia y, por supuesto, a quién finalmente resulte triunfador en el proceso electoral del 2000.

 

La sociedad mexicana necesita de la participación organizada, social y política, de sus trabajadores.  Somos el sector del pueblo que puede hacer posible la más amplia participación del conjunto de la sociedad en su lucha por la democracia y la justicia.  Con ella, podremos completar la transición a la democracia en sus aspectos económicos y sociales, y conseguir la fuerza suficiente para cambiar el rumbo del desarrollo nacional y construir los consensos necesarios para hacer de la democracia el sistema de vida del pueblo.

 

En la UNT, tenemos ya los elementos principales para proponer ese Proyecto Nacional de los Trabajadores  ese Compromiso Histórico con México; en primer lugar, las demandas más sentidas de los trabajadores, la defensa de sus conquistas históricas y la lucha por llevar esas conquistas alcanzadas a toda la sociedad; en segundo lugar, la Reforma Laboral y Productiva, como base para recuperar el crecimiento económico sostenido y el desarrollo sustentable, y para impulsar en profundidad la Reforma Económica, Social y Democrática del Estado.

 

Necesitamos impulsar el movimiento social para darle fuerza a la construcción de los consensos del nuevo Pacto Social que sea capaz de unir productiva y democráticamente a los mexicanos.

 

Necesitamos recuperar la esperanza para la lucha por una nueva sociedad.

 

Cualquiera que sea el resultado de la sucesión presidencial del 2000, México ya no volverá a ser el mismo.  En estos días que condensarán años, el régimen político del país sufrirá importantes cambios.  El reto, para nosotros los trabajadores, es si seremos capaces de dejar nuestra firma en ese cambio histórico, recuperando la fuerza y el prestigio de los sindicatos y renovándolos democráticamente, participando en la primera línea en la recuperación productiva y política de México, logrando el imperio de la justicia en todo el territorio nacional y entre todas las naciones y pueblos que integran al país, o nos veremos nuevamente reducidos a una representación mínima de los trabajadores y a una frustración más de la esperanza.

 

Nosotros tenemos confianza en que la fuerza de los trabajadores si puede cambiar el rumbo.

 

¡Vivan los Trabajadores Mexicanos!

¡Viva la Unión Nacional de los Trabajadores!

 

 “Por la Unión Democrática de los Trabajadores”

 

Ing. Agustín Rodríguez Fuentes

Presidente Colegiado de la UNT

 

 

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